Ayer a las 7.30 PM buen parte de la comunidad argentina en Miami se dio cita en Helmet One. Convocados por MIArgentina, y con oradores de probada experiencia en la lucha contra la corrupción como Mariano Federici y Álvaro de Lamadrid, dieron a conocer la ONG Bases Republicanas y pidieron al Gobierno que no decepcione.
Indignación y desánimo. Durante la hora y media de exposición, pareció que ninguna metáfora de las que utlizaron Mariano Federici y Álvaro de Lamadrid para explicar el desfalco kirchnerista lograba representar cabalmente el daño que infringieron estafas como las que se describen en causas como Hotesur, Los Sauces, Cuadernos, La Ruta del Dinero y otras.
«Soy bonaerense y llegué a Santa cruz luego de recibirme de abogado -recordó Lamadrid, Parlamentario del Mercosur- esperando dejar a un lado la política universitaria, pero en Calafate conocí a los Kirchner y entonces terminé presidiendo el partido radical en esa provincia (…) me tocó ver cómo ascendían en el poder y el sistema de corrupción que crearon, y luego replicaron a nivel nacional (…) Así como Ménem privatizó las empresas públicas, los Kirchner privatizaron durante dos décadas al Estado argentino porque se lo apropiaron» explicó quien le disputó a la familia santacruceña la intendencia de El Calafate en 2007, cuando Cristina Fernández se preparaba para su primera presidencia.
Entre los 50 concurrentes, escuchar esos apellidos y los relatos por momentos inverosímiles de los expositores iba calando hondo.
«Yo mismo trabajé con la Justicia estadounidense -explicaba Federici, hablando de sus años al frente de la Unidad de Información Financiera, UIF- para que pudiéramos avanzar en el fabuloso lavado de dinero que Daniel Muñoz llevó adelante y que comprometió a las finanzas de este país y la relación de Argentina con Estados Unidos porque compró en Nueva York y Miami propiedades por valor de 70 millones de dólares y nunca pudo demostrar cómo obtuvo ese dinero. Fue la asociación ilícita más grande de la historia argentina«.
La razón por la que este puñado de argentinos se dispuso a rememorar hechos tan vergonzosos es que en estos días se reanudaron los llamados a declaración en algunas de las resonadas causas judiciales por corrupción que, durante el gobierno de Mauricio Macri, fueron impulsadas por la Oficina Anticorrupción (OA) y la UIF, organismos que pasaron a ser querellantes en defensa de las arcas públicas.
Durante el último gobierno K, sin embargo, dichas carteras perdieron esa potestad, por lo cual las causas quedaron frenadas, y «al asumir el nuevo gobierno le presentamos al Presidente nuevas ideas para no dejar de lado la lucha contra el mayor flagelo argentino, que es moral» advirtió Lamadrid.
Pero el titular de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, se mostró dubitativo respecto de devolver la facultad de querellantes a esas dependencias, a tono con el enfoque excesivamente economicista del Gobierno, «que se equivoca, a mi entender -analizó Lamadrid- porque no busca la causa última de los problemas económicos del país, que es el enorme gasto público como consecuencia de la corrupción sistemática a la que se vio sometida Argentina desde que Néstor Kirchner asumió la presidencia de la Nación».
A su turno, Mariano Federici recordó con tristeza que «habiendo firmado 7 de las 15 causas de corrupción más importantes de la historia de nuestro país, vivíamos con 10 guardaespaldas y al terminar el gobierno no podíamos quedarnos en Argentina por la cantidad de amenazas que recibimos».
Luego de lo cual, el ex UIF mencionó la reciente fundación de la ONG Bases Republicanas «con la que vamos a seguir dando batalla al mayor problema de nuestro país (…) la lucha contra la corrupción no es una opción si queremos que de una vez por todas Argentina salga adelante».
Sobre el final, quedó flotando la frase inicial de Norberto Spángaro, presidente de esta entidad, que interpeló al público al presentar el evento: «en las últimas elecciones fuimos muy pocos a votar y eso no me gusta, no está bien (…) nosotros hemos conformado una organización sin fines de lucro y desde allí vamos a seguir impulsando la participación de los argentinos en el exterior, porque somos importantes para el país y nuestros compatriotas nos necesitan».
Sin dudas, estos no son tiempos para los argentinos de bien miremos para otro lado. Allá, en nuestra tierra, se libran batallas decisivas.